La adaptación de El Eternauta no solo se destaca por su potencia visual y dramática, sino también por su cuidadosa selección musical. En esta nueva versión del clásico de la historieta argentina, el rock nacional cobra un protagonismo inesperado, funcionando como una segunda voz narrativa que atraviesa la historia de Juan Salvo y su grupo en medio de la invasión. Desde el primer episodio, la música marca el tono. En una escena aparentemente improvisada, Ricardo Darín entona a capela “No pibe” de Manal, mientras el caos de un cacerolazo en Puente Saavedra detiene el avance del auto. Este momento no solo abre la serie, sino que establece la música como un elemento de resistencia y pertenencia.

Luego, aparece El Reloj con “El blues del atardecer”, ambientando una partida de truco cargada de tensión. La playlist continúa con “El magnetismo” de Él Mató a un Policía Motorizado, “Fuego” de Intoxicados, y “Cuando pase el temblor” de Soda Stereo, utilizada con fuerte carga emocional en una escena trágica y clave.En el quinto capítulo, Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll suenan con “Salgan al sol”, interpretada a capela por uno de los personajes en plena ruta hacia el delta. La narrativa cierra su círculo sonoro con el regreso de Manal y sus canciones “Jugo de tomate frío” y “Porque hoy nací”, como eco de una identidad que resiste incluso frente al desastre.

Pero la riqueza musical de El Eternauta va más allá del rock. La serie incorpora también voces esenciales de la cultura argentina como Mercedes Sosa con “Credo (Chacarera Trunca)”, Carlos Gardel con “Volver” y “Caminito”, Gilda con “Paisaje”, y hasta un guiño melancólico con Dean Martin en clave irónica. También suenan Los Hermanos Ábalos, Luis Alberto Spinetta (aunque aún no se han confirmado los temas), y Los Guardianes de la Flor Roja con su emotiva “Canciones del adiós”.Cada canción elegida no solo acompaña, sino que se integra al espíritu del relato. El Eternauta no solo es una historia de ciencia ficción, es también un homenaje a la memoria, a la cultura popular, y a esa música que supo ser refugio y trinchera en los momentos más oscuros.

Fuente: Fabio Larocca/rockclandestino.com